Descargas las maletas del coche tras un viaje de horas interminables. Dejas en el retrovisor imágenes emblemáticas, iconos de vacaciones que la gente comparte en sus cuentas de Instagram.
Un sol de justicia, abrasa la luneta térmica de un coche lleno de bikinis, cuñas de esparto y top hits que hablan de cartas y bicicletas en un lugar tan perdido que sólo encuentra el gps de la emisora local.
Y ese sol que pinta todo en un cadmio encendido le empieza a trazar sonrisas a todo aquello que se cruza en un camino desierto. En una carretera que hace espejismos de oasis en un verano del sur.
Y casi sin enterarte y al pisar la arena blanca, fina y mullida, te desprendes del uniforme urbanita que sustituyes por cuatro flecos hippies que ahora se llaman boho chic.
La mitad de productos cosméticos se quedarán en el fondo de una maleta que no necesitas porque la sal, la arena y el agua te pondrán más guapa que ningún fármaco.
El viento atlántico revuelve las melenas y finas traviesas de pantalán que tiembla bajo los pies descalzos, no dejarán de moverse a ritmo de mar.
Todo eso, todo es lo que guardarás en la retina, en la memoria, en lo más profundo de tu cerebro para que alimente y si puede, que ilumine los días grises que ya se encargará de traer el otoño.
En fín, cosas que pasan.
Un soplo caliente de hermoso verano. De los veranos de verdad de toda la vida. Me ha llegado ese calor amarillo y ese olor salado en el pelo y en el corazón.
ResponderEliminarUn verano especial Ro, muy salao.
EliminarPor las imágenes sospecho que hemos estado de vacaciones muy cerquita, querida Pi.;)
ResponderEliminarBesos
Que bueno Isabel, maravilloso Sur1
EliminarQue lindas cosas te pasan y que lindo que las compartas con nosotras!
ResponderEliminarMarcela es bonito compartir porque implica recordar, revivir...
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